Consejos bíblicos
para matrimonios cristianos
11 Octubre, 2024
Por Esteban
Tal vez te encuentras en alguna de estas situaciones:
- estás a punto de casarte
- estás recién casado
- estás pasando por problemas en tu matrimonio
- estás pasando alguna crisis en tu matrimonio
- sufriste infidelidad en tu matrimonio
- tu matrimonio está en riesgo de sufrir el divorcio
- te estás preguntando qué dice la Biblia sobre el matrimonio civil
- o todo marcha muy bien en tu matrimonio y simplemente quieres saber más sobre qué dice la Biblia acerca del matrimonio
Aquí responderé a esas preguntas usando citas bíblicas que personalmente me han ayudado y bendecido durante años.
Esta información también está en video, aquí:
Vista general
Divido este contenido en estas 2 secciones:
Pasajes bíblicos relacionados al matrimonio
La primera parte, los pasajes bíblicos, los agrupo en los siguientes temas:
Diseño original
El matrimonio es instituido por Dios.
En el contexto de este pasaje, Dios crea la ayuda idónea para el hombre, y luego vemos Génesis 2:24 (ver la imagen anterior). Así que la Palabra de Dios nos deja claro que desde ese diseño original de Dios, el hombre y la mujer que desean unir sus vidas deben hacerlo en santo matrimonio.
Y Cristo lo confirma en este pasaje del Nuevo Testamento:
En este pasaje se complementa la idea de que es Dios quien ha unido a la pareja y nada ha de separarlos. Además en el contexto Cristo está respondiendo a la pregunta de los fariseos, de si estaba permitido que el hombre se divorciara de su mujer. La respuesta fue clara: No.
En la versión NTV, Mateo 19:8 dice: “[el divorcio] no fue la intención original de Dios”. Así que el diseño original es que el hombre y la mujer se unan en matrimonio y nada los separe.
Por lo tanto, unir tu vida con tu novio o novia en santo matrimonio es estar dentro de la voluntad de Dios para tu vida. Esto implica hacer el compromiso público ante Dios y las personas y la unión civil ante las autoridades (más adelante comento específicamente sobre la unión civil).
Cabe mencionar que esto es contrario a vivir en unión libre. En unión libre no hay ningún compromiso, la pareja no hace el compromiso ante Dios ni ante las autoridades de que esta unión será para toda la vida.
Además tú y yo sabemos muy bien que la unión libre se hace más con la razón de “probar” a la persona con los beneficios sexuales pero sin los compromisos del matrimonio. Así que esto está claramente fuera de la voluntad de Dios ya que el placer del sexo fue diseñado para para disfrutarse dentro de los límites del matrimonio (más sobre esto adelante).
La Biblia también dice esto en 1 Tesalonicenses 4:3
Fornicar significa tener sexo fuera del matrimonio. Así que la unión libre no es la voluntad de Dios para tu vida y estarás viviendo en pecado.
Independientes
En el mismo versículo de Génesis 2:24 vemos esta idea de independencia: dejar al papá y a la mamá. La honra a los padres (Efesios 6: 2-3) será para toda la vida, pero la dependencia con ellos no.
En el momento que nos casamos decidimos formar una nueva familia, una nueva cultura. Ahora esposo y esposa somos uno solo. Esposo y esposa NO somos uno con papá y mamá, sino solo entre nosotros dos.
La dependencia del hombre casado con los padres causa problemas.
La dependencia de la mujer casada con los padres causa problemas.
Todos sabemos que cuando el hombre o mujer casados permiten que papá o mamá influya en su matrimonio, esto ocasiona conflictos en el matrimonio.
No estoy diciendo que ignoremos el consejo de los padres. La Biblia habla bien claro de que seguir el consejo es sabio (Proverbios 19:20); también menciona específicamente que escuchemos y no despreciemos el consejo de papá y mamá los cuales nos coronarán de gracia (Proverbios 1:8,9).
Lo que digo es que hay problemas cuando nuestras decisiones dependen de nuestros padres, cuando nuestros pensamientos y emociones dependen de ellos, cuando actúo poniendo en primer lugar a papá o mamá y no a mi cónyuge e hijos quienes ahora, siendo una nueva familia, deben tener prioridad en nuestra vida.
Por lo tanto, si tú o tu cónyuge están pasando por esto, pide sabiduría a Dios, él te la dará abundantemente y sin reproche (Santiago 1:5 RVR1960). Llénate del Espíritu Santo y de la Palabra de Dios; el Espíritu Santo te dará el discernimiento para tomar mejores decisiones y la palabra de Dios alumbrará tus pasos (Salmo 119:105).
Intimidad
El sexo es parte del diseño original de Dios.
En Génesis 1:28 Dios da un mandamiento: “tengan hijos y multiplíquense” (en otras palabras, “tengan sexo”, ¿de qué otra manera iban a tener hijos?).
El sexo fue creado por Dios para que un hombre y una mujer tengan placer dentro de los límites del matrimonio.
El sexo es bueno. Es una bendición de parte de Dios para tu matrimonio (Toda buena dádiva y todo don perfecto desciende de lo alto, del Padre de las luces, Santiago 1:17 RVR1960)
Hombre, en el diseño de Dios, el sexo es sola y exclusivamente con tu esposa.
Mujer, en el diseño de Dios, el sexo es sola y exclusivamente con tu esposo.
Proverbios 5:18 (NTV) nos dice que nos “alegremos” con nuestra esposa, y lo dice en un contexto sexual, ya que los versículos 19 y 20 dice que seamos satisfechos en sus pechos y que no nos dejemos cautivar por la mujer inmoral ni acariciemos los pechos de la mujer promiscua.
Por lo tanto la Biblia claramente nos invita a tener placer sexual con nuestro cónyuge.
Uno de mis pasajes favoritos respecto a la belleza del sexo y el hecho de que Dios lo ha diseñado para que lo disfrutemos es el libro de Cantares. Salomón nos habla de una manera poética y explícita sobre el placer sexual que él disfrutaba con su mujer.
En el capítulo 4 en particular, menciona la belleza física de su esposa y detalla partes de su cuerpo incluidos sus pechos (v. 5) y además da referencia a que “hacer el amor con ella” es mejor que el vino (v.10).
Además, recuerda que después de haber creado todo y establecido el diseño original, Dios observó que todo lo que había hecho “era bueno en gran manera” (esto incluye el sexo).
Infidelidad
Sin embargo, satanás puede tomar este placer sano y natural que Dios ha creado para que lo disfrutemos, pervertirlo, y convertirlo en un pecado. Satanás quiere que busquemos ese placer fuera del diseño de Dios.
Ese placer, si lo buscamos en las formas que satanás ha deformado, podemos encontrarlo en la forma de adulterio, fornicación, pornografía o cualquier otra forma de inmoralidad.
El sexo antes de casarte, es fornicación.
El sexo, ya casado, con una persona que no es tu cónyuge, es adulterio.
Y la Biblia condena tales pecados. Hebreos 13:4 nos exhorta a mantenernos fieles a nuestro cónyuge. Y nos advierte que Dios va a juzgar a los que cometen adulterio.
Más aún, Cristo dijo que con solo ver a una mujer “con pasión sexual” (Mateo 5:28, NTV), ya hemos adulterado con ella en el corazón. Esto, para mí, abarca tanto el ver a otras mujeres u hombres en persona y tener pensamientos o fantasías sexuales con él o ella, como también, definitivamente, trae a la mesa el tema de la pornografía.
Consumir pornografía es pecado. Obviamente consumir pornografía lo hacemos para fantasear con las mujeres que estamos viendo, las estamos mirando con “pasión sexual”. Por lo tanto estamos adulterando con esas mujeres en nuestro corazón.
También, seamos honestos, la pornografía va de la mano con la masturbación. Al consumirla, la persona lo hace para poder masturbarse y obtener placer. Este es un placer mal enfocado.
En mi opinión, al consumir pornografía y masturbarnos estamos siendo egoístas ya que solo pensamos en nuestro placer y no en el de nuestro cónyuge; sólo estamos satisfaciendo nuestra necesidad y nos olvidamos de satisfacer la necesidad de nuestro esposo o esposa. Es ahí donde le veo lo malo a pesar que la psicología moderna quiere llamarlo bueno.
Por otra parte, toma en cuenta los efectos secundarios de consumir pornografía. Satanás a través de todos los medios posibles nos bombardea con esta cultura de libertinaje sexual (a hombres y mujeres por igual), y uno de los tantos objetivos de este bombardeo es hacernos consumir pornografía.
Pero lo que jamás te van a mostrar es que, con el tiempo, la pornografía y la masturbación te pueden causar:
- disfunción eréctil
- ansiedad
- depresión
- ausencia de placer en cualquier acto sexual
- insensibilidad
- entre muchas otras cosas
Y esto no lo estoy inventando, esto está bien documentado y se habla muy extensamente en el libro “Your brain on porn” (se puede traducir como “tu cerebro al consumir pornografía”) de Gary Wilson.
Este libro también tiene su página web (https://www.yourbrainonporn.com/es/) donde se ha formado una comunidad de miles de personas dando testimonio del daño que la pornografía ha hecho en sus vidas y luchando por dejar esa adicción.
Lo anterior, repito, lo menciono para dejar bien claro el punto de que la pornografía está mal, es pecado, y trae consecuencias graves a tu vida, sin importar cuánto el mundo te quiera engañar y normalizarlo.
Recapitulando: el sexo es bueno, Dios creo ese placer para disfrutarlo dentro del matrimonio. Satanás puede usar ese placer, deformarlo, y hacer que busquemos satisfacerlo en otras cosas fuera del diseño original de Dios.
Matrimonio Civil
Así como contraer matrimonio por la iglesia es hacer un compromiso ante Dios, el matrimonio civil es el compromiso que la pareja hace ante las autoridades.
Hacer esto es tanto para hacer legal y público nuestro compromiso, como para someternos a nuestras autoridades en lo referente a las leyes que aplican en lo referente al matrimonio.
Por ejemplo, al haber contraído matrimonio civil, mi esposa y yo podemos compartir nuestros bienes legalmente, o el seguro médico que me proporciona mi trabajo puede proteger también a mi esposa y a mis hijas ya que la ley así lo requiere. Mi punto es que al decidir unirse legalmente en matrimonio, esposo y esposa están reforzando el compromiso de unir todo aspecto de su vida hasta que la muerte los separe.
Y al obedecer a estas leyes que nuestros gobiernos han construido para los matrimonios, estamos honrando la Palabra de Dios que en Romanos 13:1 dice que nos debemos someter a las autoridades de gobierno porque estas mismas han sido colocadas por Dios, y toda autoridad proviene de Dios.
Por lo tanto, como cristianos debemos seguir estas leyes terrenales con la mirada de que estamos honrando la autoridad de Dios al respetar estas leyes terrenales.
Como un punto aparte respecto a las leyes terrenales, cabe mencionar que en muchas ocasiones las leyes del gobierno terrenal van en contra de la voluntad de Dios, así que en tales casos el discernimiento del Espíritu Santo nos guiará para hacer lo correcto, pues la Biblia también dice que es necesario obedecer a Dios antes que a los hombres (Hechos 5:29).
Vida espiritual
Este es un versículo que a mí me bendice en relación a la vida espiritual como matrimonio. Una cosa es buscar a Dios como individuo y la otra es buscarla como matrimonio o como familia.
En el contexto de este versículo nos da a entender que hombres y mujeres tenemos una necesidad sexual por naturaleza, y que yo como hombre soy quien debe satisfacer la necesidad sexual de mi esposa, y viceversa, mi esposa es quien debe satisfacer esa necesidad. Para mí aquí se remarca el punto que ya mencioné de que el sexo es un placer que se disfruta dentro de los límites del matrimonio.
Y en este pasaje se añade el hecho de que incluso podemos ayunar de actividad sexual, como matrimonio, para dedicarnos juntos a la oración. Esto da por hecho que como matrimonio estamos apartando un tiempo para orar juntos. Y como dice el versículo 6, esto es una concesión, no un mandamiento. Es decir, no es obligatorio que dejemos de tener sexo si nos vamos a dedicar a orar o ayunar juntos, simplemente es un consejo de parte de Pablo, que pienso yo es para enfocarnos con mayor intensidad en tal oración.
Lo que tomo de aquí es el hecho de tener un tiempo con Dios juntos. Y esto me hace pensar en el altar familiar. Sea que ya tengas hijos o aún no, creo que esta es una de las mejores armas espirituales que tienes a tu disposición para fortalecer tu matrimonio y tu familia espiritualmente. Si no habías escuchado este concepto del altar familiar, simplemente se trata de tomarnos un tiempo como familia para juntos leer la Biblia, orar e incluso cantar juntos.
Lo más común que he escuchado es tomarse 1 día a la semana para hacer esta actividad, y esto se me hace muy sensato ya que en la práctica a veces es difícil darse el tiempo todos los días para coordinar el tiempo de todos.
Así que, te invito a apartar un día a la semana con tu cónyuge (y tus hijos, si los tienes), elige un capítulo de la Biblia que creas que será de bendición, y léanlo juntos. Después de leerlo cada uno puede comentar sus pensamientos sobre la lectura y al final oren juntos unos por otros por sus necesidades o en base a la lectura que acaban de tener.
Para mí, este tiempo de altar familiar es una costumbre preciosa que las familias pueden adoptar, pues le estamos preparando el camino al Señor Jesús en nuestros hogares, y esto da lugar a que la presencia de su Espíritu Santo crezca en en nuestro hogar y permite que la Palabra de Dios more en abundancia en nuestros corazones.
Imagen del Evangelio
Un último punto que quiero tocar respecto a las citas bíblicas es que el matrimonio es una imagen de Cristo y su Iglesia.
Efesios 5:32 dice que el matrimonio ilustra la manera en que Cristo y la iglesia son uno; y el versículo 25 de este mismo capítulo dice que los hombres debemos amar a nuestras esposas así como Cristo amó a la iglesia, entregándonos por ellas.
Mi esposa y yo nos convertimos en uno al unirnos en matrimonio lo cual es una imagen de que Cristo se hizo uno con nosotros, su Iglesia, a través de su Espíritu Santo.
Yo como hombre debo amar a mi esposa con total entrega, lo cual es una imagen de cómo Cristo se entregó por nosotros, su Iglesia, quien “se despojó a sí mismo, tomando forma de siervo… y estando en la condición de hombre, se humilló a sí mismo, haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz” (Filipenses 2:7, 8 RVR1960).
Incluso la intimidad entre esposos es una imagen de la intimidad que tenemos con Dios a través de su Espíritu Santo, ya que así como el fruto de un matrimonio son los hijos y estos son concebidos en la intimidad del matrimonio, de la misma manera, los frutos que el Espíritu Santo va a producir en nosotros, solo vienen de aquella intimidad que tienes con Él en lo secreto, escudriñando Su Palabra y orando, ayunando, y dando; de ahí, tu Padre que ve en lo secreto te recompensará en público.
Para mí aquí también cabe resaltar un punto: hay quien dice que la Biblia es machista, pero este pasaje para mí es tan poderoso y demuestra que la Biblia no es machista, porque nos manda a nosotros los hombres a vivir una vida de sacrificio por nuestras esposas, a poner las necesidades de ella antes que las de nosotros, a poner incluso el placer de ellas en primer lugar que el de nosotros (como leíamos en 1 Corintios 7).
Así que permitamos que el amor, la pasión y la entrega con que amamos en nuestros matrimonios refleje a Cristo; porque de Él, por Él, y para Él son todas las cosas, a Él sea la gloria por los siglos. (Romanos 11:36 RVR1960)
Cosas que he aprendido en mi matrimonio
Mis pensamientos los agrupo en estos puntos:
Choque de culturas
Para mí, esta es la mejor manera de sintetizar lo que es un matrimonio: un choque de culturas.
El hombre y la mujer venimos de culturas completamente diferentes, cada uno con nuestra propia percepción, nuestros propios hábitos, nuestra propia cultura, nuestro propio manejo de emociones y de conflictos, etcétera.
Al vivir juntos todo esto choca. Esto no ocurre en el noviazgo porque nos vemos sólo en ratos y además estamos en una etapa emocional muy diferente, donde sentimos el enamoramiento de la juventud y donde no tenemos las mismas preocupaciones, estrés, o ultimadamente las mismas responsabilidades que cuando ya estamos casados. Más aún si ya tenemos hijos.
Me atrevo a decir que en el noviazgo disfrutamos la parte más bonita de la otra persona y en realidad nos estamos conociendo solo superficialmente.
Pero en el matrimonio ya es algo completamente diferente. Una vez alguien me dijo esto: los problemas que tienes en el noviazgo se multiplican por 10 en el matrimonio. Y esto resultó completamente cierto, lo he comprobado en mi experiencia.
Si algo me molestaba de mi esposa en el noviazgo, o a ella algo le molestaba de mí, ahora nos molesta más. Si una manera de pensar de alguno de los dos causaba problemas en el noviazgo, en el matrimonio, si continuamos con el mismo patrón de pensamiento, esto se intensifica. Y así con cualquier cosa, entiendes el punto.
Sigo hablando del punto de que ya casados, viviendo juntos y viéndonos todos los días, pasadas las hormonas de la juventud, empiezan a chocar nuestras culturas, nuestros carácteres.
Y esto se puede manifestar desde cosas completamente legítimas, donde el otro tiene un mal hábito o incluso un pecado que está definitivamente equivocado, hasta en cosas triviales como la manera en que el otro duerme o como come, o costumbres familiares, o hasta en gustos particulares.
Y bueno, es algo completamente normal, pero con el tiempo nos vamos adaptando uno a otro, vamos aprendiendo más y más uno del otro, y como dicen mis papás, el amor va madurando. Y debido a que somos una sola carne, vamos creando nuestra propia cultura, la cual transmitimos a nuestros hijos. Aquí personalmente tomo el principio bíblico de Tesalonicenses 5:21 y 22: “Retengan lo bueno y aléjense de lo malo”. Mi esposa y yo lo aplicamos esforzándonos en tomar lo bueno de cada uno de nuestras familias y evitar lo negativo, mientras construimos la visión que Dios nos ha dado para nuestra familia.
Y un comentario final en este tema del choque de culturas es que en mi opinión la clave es saber ceder. Y no me refiero a ser condescendiente, ni tampoco a no defender tu opinión o tu postura, ni tampoco a evitar el conflicto (que por cierto el conflicto es inevitable y hasta en cierta manera necesario).
Me refiero a tener la humildad de saber reconocer cuando uno está equivocado y ceder en ese momento. Saber que por un lado hay cosas que DEBO cambiar porque reconozco que están mal, y que por otro lado hay cosas que PUEDO cambiar solo por amor, porque deseo que la otra persona esté a gusto y feliz.
Y claro, aquí cabe mencionar que habrá cosas que no serán negociables, y que si estamos dentro de la voluntad de Dios y haciendo algo correcto me voy a mantener en ello.
Unidad y Visión
Tu matrimonio va a sufrir mucho si están divididos uno contra otro. También vas a sufrir si ambos “jalan” a un lado completamente diferente en la vida. Si no tienen la misma visión, el matrimonio para ustedes va a ser complicado.
Una de las cosas que considero muy importante es tener una visión como pareja, y dentro de esta visión buscar la unidad.
Y como dice mi papá: unidad no significa uniformidad. Es decir, el ser unidos no significa que tengamos que ser iguales en todo. Definitivamente va a haber desacuerdos, vamos a tener diferencias de pensamiento o de opinión, pero la unidad en el Espíritu Santo puede estar por encima de esas diferencias.
Al decir “visión” me refiero a que ambos estemos de acuerdo con hacia dónde va dirigida nuestra familia. Cosas como qué cultura vamos a crear en nuestro hogar; si tenemos hijos cómo los vamos a criar; incluso (lo hablo por mi experiencia) cómo vamos a alimentar a nuestros hijos, qué límites les vamos a poner en cuanto a las pantallas y el contenido que ven, entre tantas cosas, creo que el punto queda claro.
Y como estamos hablando de un matrimonio cristiano, debemos tener la misma visión de guiar a nuestros hijos en el camino de Dios; de nutrirlos constantemente con la Palabra de Dios, de enseñarles a orar e incluso a ayunar; en general, de instruirlos en el camino del Señor para que no se aparten de él aun cuando sean viejos (Proverbios 22:6).
Si no tenemos la misma visión, habrá muchos conflictos. Toma como ejemplo la situación común en nuestra generación: las pantallas o dispositivos móviles. Si mi esposa quisiera que mis hijas no vean celular hasta cierta edad por su bien, y yo hiciera lo contrario, y no me importara eso, y yo como papá les dejara a mis hijas usar pantallas (contra la voluntad de mi esposa) y las dejara hasta altas horas de la noche, y encima las dejara ver cualquier basura, obviamente esto va a causar conflictos entre nosotros. Mi esposa me va a reclamar que por qué lo hice si ella fue clara en su deseo, y yo me podría aferrar y decirle que eso no importa, que ella está siendo exagerada. Todo esto porque no tenemos la misma visión en este aspecto.
Creo que este punto queda bien claro y no es necesario extenderme tanto, solo quiero mencionar que lo mismo pasaría con cualquier otro tema: el asistir a la iglesia, la hora de dormir, la alimentación, la limpieza y el orden en la casa, etcétera.
Y de nuevo, van a ser inevitables los conflictos y las diferencias de pensamiento, pero el mantener una misma visión al menos en las cosas más importantes los va a ayudar a que su matrimonio permanezca.
Y dentro de ese mismo tema la unidad es clave.
Dios, tú, y tu cónyuge. De esa manera tu matrimonio permanecerá firme sin importar las dificultades.
Como dice Mateo 7:24-27, cuando ponemos en práctica los mandamientos de Dios, estos hacen que nuestro hogar permanezca firme en la roca que es Cristo. Es esta unidad con Dios la que dice Eclesiastés 4:12, que nos hace ser este cordón de tres dobleces que no se rompe pronto.
La unidad es tan importante que Cristo mismo oró para que tú y yo tengamos la misma unidad que Cristo y el Padre tienen (Juan 17:21).
Es esta unidad la que va a hacer que nuestro matrimonio permanezca firme aún cuando tengamos diferencias de pensamiento, aún cuando nuestra visión no sea perfecta o ni siquiera sea clara (ya que considero que la visión va mejorando con el tiempo).
Así que personalmente te aconsejo que antes de que te cases platiques muy bien con tu novio o novia qué visión tienen ellos para la vida. Platiquen con el máximo detalle posible qué esperan de un matrimonio, cómo se ven el resto de los días de su vida, qué rutinas o hábitos quisieran tener recién casados, o dentro de 5 años o dentro de 20 años.
Platiquen si desean tener hijos y cómo desearían educarlos, qué quieren inculcarles, qué rutinas o costumbres quieren enseñarles.
Platiquen todo lo que sea posible respecto a este tema para que tengan bien clara la visión que tienen ambos de la vida y decidan si están de acuerdo con esa visión.
Incluso me atrevo a decirte que tienes que ser bien frío en este tipo de pláticas y decisiones, porque siendo novios nuestras hormonas nos pueden traicionar y pensamos: “ah, no importa, yo lo voy a cambiar”, o “no pasa nada, puedo vivir con esto”, pero de nuevo, considero que debes ser muy frío porque te recuerdo que si algo te molesta en el noviazgo, en el matrimonio esa molestia se va a exponenciar.
Y junto con platicar esa visión, oren por unidad. Estoy convencido que esta unidad es la voluntad de Dios, así que nosotros como pareja podemos hacer nuestra parte para construir y mantener esa unidad, pero sobre todo necesitamos al Espíritu Santo para que él haga la parte imposible de mantener esa unidad más allá de nuestras limitaciones humanas.
Oren juntos y ayunen juntos, poniendo esa unidad como petición ante Dios. Recuerda que el que pide recibe, el que busca encuentra, y al que llama se le abrirá, conforme a la voluntad de Dios.
Independencia
De nuevo tomando como ejemplo a Abraham, Dios en Génesis 12 básicamente le dice: independízate.
En Mateo 19:5, Cristo recordando lo que dice Génesis, también lo parafraseo de la misma manera: independízate.
Ya te hablé a detalle sobre por qué creo que es lo más sano ser independiente basado en la Biblia, ahora te comentaré con mi experiencia personal.
Tanto mi esposa y yo tomamos la decisión desde antes de casarnos de buscar la independencia de nuestras familias.
Y no ha sido nada fácil, nos ha costado a ambas partes de diferentes maneras, pero el resultado ha sido precioso y ha beneficiado nuestro matrimonio.
Seguimos amando a nuestros padres, y procurándolos, e incluso valoramos sus consejos y los escuchamos; pero hemos decidido ser independientes en la manera posible. Independientes financieramente, independientes mentalmente, independientes emocionalmente, y sobre todo independientes espiritualmente.
Hemos concluido mi esposa y yo que si no hubierámos tomado esa decisión nuestras vidas serían muy diferentes hoy. Siendo muy honesto tal vez hasta nos habríamos divorciado si fueramos dependientes de nuestros padres.
Puede sonar muy drástico pero tú que me escuchas creo que me entiendes: el hombre o mujer que dependen de sus padres emocional o mental o financiera o espiritualmente, son influenciados en gran manera por ellos. Y aunque nuestros padres generalmente nos aman, a veces su juicio está influenciado por su propia percepción del mundo o por sus propios prejuicios o por sus propios problemas e incluso por su propia relación con Dios.
Además seamos realistas, cada familia siempre se va a inclinar hacia sí misma. Me refiero a que, ante un problema o conflicto, las familias de cada lado van a defender su postura, y van a criticar como equivocada la postura de la otra persona. Esto casi siempre va a ser así.
Solo nosotros como esposo y esposa vamos a poder procurar 100% y auténticamente hacia nuestro propio nuevo hogar, si así lo decidimos.
En este caso yo te recomiendo que te analices a ti mismo, tal vez tu cónyuge es muy dependiente de su papá o su mamá (si ese es el caso, muéstrale este video), pero yo te recomiendo que antes que señalar a tu cónyuge y que esto te provoque coraje contra él o ella, primero analizate a ti mismo.
Con honestidad piensa si tú has sido dependiente de tus padres emocional, o mental, o financiera o mentalmente. Piensa si has permitido que ellos tomen decisiones por ti, o si los has puesto antes que a tu cónyuge o incluso antes que a tus hijos.
Si es así, toma esto como un recordatorio de que eso debe cambiar. Si quieres ver tu matrimonio florecer de nuevo y fortalecerse como nunca antes, busca la independencia de tus padres.
De nuevo, sigue honrandolos siempre como dice la Biblia, considera sus consejos como dice Proverbios, pero siempre pon primero a tu cónyuge y a tus hijos y esa visión y unidad que te hablé en el punto anterior.
Siempre comunica y toma las decisiones junto con tu cónyuge. Cede cuando te sea posible. Defiende tu postura con amor y respeto cuando sea necesario. Y por encima de todo recuerda, mantén la paz y la unidad en el Espíritu Santo.
Te prometo que vas a ver que esa independencia como matrimonio va a hacer que tu matrimonio se haga mucho más fuerte y permanezca.
(Por cierto, cuando ocurra lo anterior ven y cuéntamelo; sé que vas a estar bien alegre)
Amor y Respeto
Creo que si quisiera sintetizar cualquier consejo que pudiera darles a ti y tu cónyuge sería así: ámense y respetense uno al otro.
En ese choque de culturas, amarse y respetarse hará que su matrimonio se mantenga firme.
En esa unidad y visión que van a ir construyendo y perfeccionando con el tiempo, amarse y respetarse mantendrá firme su matrimonio.
En esa independencia que su matrimonio va a disfrutar, el amor y el respeto resolverán los conflictos ( y de paso va a crecer gracias a esta independencia).
Y esto es lo que dice Efesios 5:33: ámense y respétense.
Y es que el ceder cuando es necesario, lo voy a hacer porque amo y respeto a mi esposa.
El santificarme yo primero y ser el primero en cambiar lo malo que hay en mí (antes que estar exigiendole a ella que cambie) lo haré porque amo y respeto a mi esposa.
El luchar por no alimentar a mi carne y sí alimentar al Espíritu, para mantener esa unidad de mi matrimonio con el Espíritu Santo, el esforzarme en leer mi Biblia y orar y ayunar, lo hago por amor y respeto a mi esposa, para que nuestro matrimonio permanezca y florezca.
Y todo es amor y ese respeto viene del tesoro de nuestro corazón; viene de un amor mayor que fue derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo, por la obra redentora de Cristo que transforma nuestros corazones, nos quita el de piedra y nos da uno de carne.
De la abundancia de tu corazón, va a fluir como ríos de agua viva el amor y el respeto que Dios ha sembrado en ti, hacia tu cónyuge.
Todo para la gloria de Cristo. Todo lo que hacemos de palabra o de hecho, de comida o bebida, todo lo hacemos para Cristo. Todo es de Él, por Él y para Él, a Él sea la gloria por los siglos.
Y aún a través de nuestro matrimonio, que venga su Reino. Que el Reino de Cristo se establezca usando nuestro matrimonio como sal y luz.
Amén.