La Palabra de Dios nos purifica y nos llena de gozo
Salmo 119, versículos 9 al 16
14 Octubre, 2024
Por Esteban
La Palabra de Dios transforma nuestros corazones y nuestras mentes.
La Palabra de Dios viva y eficaz y más cortante que toda espada de dos filos; penetra en lo profundo de nuestro corazón y discierne nuestros pensamientos y nuestras intenciones (Hebreos 4:12)
En la segunda parte del Salmo 119 (versículos 9 al 16) el salmista nos recuerda esta verdad: que somos transformados por la Palabra de Dios, que Dios cambia el lamento en baile (Salmo 30:11), que su Espíritu nos quita la culpa por el pecado y nos llena de su gozo.
La Palabra de Dios nos limpia (Salmo 119: 9, 10)
Al escudriñar la Palabra de Dios somos transformados de gloria en gloria, hechos a la imagen de Jesucristo. Nuestro camino no va a ser limpio a través de moralidad, buenas acciones, bonitos valores, política, ni ninguna otra cosa terrenal. Es solo la bendita Palabra de Dios la que nos imparte vida a través del Espíritu Santo. Como dijo Cristo en Juan 17:17 “Santifícalos en tu verdad, tu Palabra es la verdad“.
Y es el Espíritu Santo quien nos dará la Gracia para mantenernos fieles a Dios y sus mandamientos, no es suficiente con nuestras propias fuerzas; por ello el salmista en el versículo 10 le pide a Dios “no me dejes desviarme de tus mandamientos“.
La Palabra de Dios nos protege (Salmo 119: 11, 12)
Memorizar la Palabra de Dios es una de las armas espirituales más poderosas que tenemos a nuestra disposición. En el versículo 11 vemos que el salmista practicaba esto al decir “en mi corazón he guardado tus dichos”.
Y puede quien diga que guardarlos en la mente no implica guardarlos en el corazón. Y es cierto, pero inevitablemente, al guardarlos en la mente y meditarlos producirá que estos queden guardados en nuestro corazón y produzcan fruto en nosotros (lo cual describe el Salmo 1)
Y entonces al tenerlos presentes en nuestra mente y corazón estos nos guiarán y nos mantendrán alejados del pecado (como dice el versículo 12).
Esto fue exactamente lo que hizo el mismo Jesucristo cuando fue tentado en el desierto. Satanás tentó a Cristo torciendo la Palabra de Dios, pero Cristo conocía muy bien las Escrituras y protegió su mente, su corazón y su alma al usar la Palabra de Dios como defensa.
Sobre todo, es el Espíritu Santo quien nos guiará a toda verdad. Él nos revelará a Cristo a través de las Escrituras. Cabe recordar que la letra mata, pero el Espíritu vivifica (2 Corintios 3:6).
La Palabra de Dios nos llena de gozo (Salmo 119: 13 - 16)
La Palabra de Dios producirá en nosotros gozo. Un gozo que el mundo no nos puede dar (Gálatas 5:22)
Las cosas terrenales, aún las legitimas, producen un gozo pasajero, un gozo frágil que puede ser robado por cualquier cosa.
Pero el Espíritu Santo a través de la Palabra de Dios produce un gozo y paz que sobrepasan nuestro entendimiento. Un gozo que se mantiene a pesar de las tormentas y aflicciones. Un gozo que ni las riquezas materiales pueden dar (v.14)
Y de ese gozo que abunda en nuestros corazones, va a hablar nuestra boca, se va a desbordar como ríos de agua viva, y compartiremos con otros las buenas noticias del Evangelio (v.13), que Cristo murió por nosotros conforme a las Escrituras y que resucitó para darnos vida juntamente con él (1a Corintios 15:3; Efesios 2:5).
Contenido relacionado
Si quieres leer más sobre el Salmo 119, en estos artículos comento más a detalle sobre cada sección del capítulo:
- Comentarios Generales sobre el Salmo 119
- Salmo 119: 1 – 8 (Alef)
- Salmo 119: 9 – 16 (Bet)
- Salmo 119: 17 – 24 (Guímel)
- Salmo 119: 25 – 32 (Dálet)
- Salmo 119: 33 – 45 (He)
- Salmo 119: 41 – 48 (Vau)
- Salmo 119: 49 – 56 (Zain)
- Salmo 119: 59 – 64 (Chet)
- Salmo 119: 65 – 72 (Tet)
- Salmo 119: 73 – 80 (Yod)
- Salmo 119: 81 – 88 (Caf)
- Salmo 119: 89 – 96 (Lámed)
- Salmo 119: 97 – 104 (Mem)
- Salmo 119: 105 – 112 (Nun)
- Salmo 119: 113 – 120 (Sámec)
- Salmo 119: 121 – 128 (Ayin)
- Salmo 119: 129 – 136 (Pe)
- Salmo 119: 137 – 144 (Tsade)
- Salmo 119: 145 – 152 (Cof)
- Salmo 119: 153 – 160 (Resh)
- Salmo 119: 161- 168 (Sin)
- Salmo 119: 169 – 176 (Tau)